sábado, 4 de septiembre de 2010

LAS VANGUARDIAS PICTÓRICAS

EL ARTE DEL SIGLO XX: Características generales

Material tomado de www.aprendersociales.blogspot.com

Estudiar el arte del siglo XX supone estar predispuesto a dejarse sorprender y cautivar, a asombrarse ante la gran cantidad y variedad de cambios que sacudieron a todo tipo de formas artísticas desde comienzos de la centuria. En efecto, el siglo XX significa antes que cualquier otra cosa una enorme ruptura con las tendencias artísticas que se habían desarrollado en los siglos anteriores. No podía ser de otra manera: la consolidación de la sociedad contemporánea exigía del arte y de los artistas nuevos planteamientos, enfrentarse a nuevos retos, buscar nuevas formas de expresión, recorrer caminos antes desconocidos. Y el arte respondió a esas necesidades sociales, a ese cambio enorme que apreciamos en esta etapa.

Así, en pintura y partiendo de las innovaciones desarrolladas a finales del siglo anterior, van a desarrollarse casi de manera simultánea diferentes estilos, que conocemos con el nombre de vanguardias o "ismos". En muchos de ellos se busca y se consigue la ruptura con las propuestas figurativas y las tendencias realistas que habían caracterizado al arte de los siglos anteriores. Es más, muchos pintores no se instalaron en forma definitiva en uno de esos nuevos estilos, sino que evolucionaron y siguieron experimentando nuevas formas de expresión.

Ocurre igual en arquitectura. Con el siglo XX se desarrolla el denominado movimiento moderno, que va a suponer un gigantesco cambio no sólo respecto a las formas de construir, sino también en cuanto a la concepción misma de lo que supone un edificio por la forma en que éste relacional al ser humano con el espacio. Los arquitectos se preguntan por la función social de su propio trabajo y por la relación de éste con el entorno.

Y, por último, la escultura no se queda atrás en esta tendencia al cambio y a la innovación. Quizás sea en esta forma de expresión plástica donde las novedades son más llamativas, porque hasta fines del siglo XIX la escultura se había mantenido absolutamente fiel a las tendencias realistas y dentro de los cánones del arte figurativo. Ahora veremos, también de la mano de las vanguardias históricas, la aparición y consolidación de nuevas tendencias y la ruptura absoluta con la tradición.

En definitiva, el arte del siglo XX ha supuesto una nueva y original etapa en las formas de expresión, un tiempo nuevo en el que las sensibilidades de los artistas se asomaron a horizontes diferentes a los habituales hasta entonces. Se trata, en resumen, del arte de nuestra época: un verdadero festín para el espíritu, un goce estético absoluto, porque como no podía ser de otra manera, a un tiempo nuevo correspondía un arte nuevo.


FAUVISMO: EL APOGEO DEL COLOR

Nos encontramos en la ciudad de París, a finales de 1905. Un crítico de arte pasea por las estancias donde se presenta el Salón de Otoño correspondiente a ese año. Una parte de los cuadros que forman la exposición producen en el crítico una fuerte conmoción. Le resultan tremendamente desagradables, mal realizados, sin ninguna profesionalidad y con colores chillones. Para calificar lo que ha visto no se le ocurre otra denominación mejor que la de cuadros "fauves" (fieras, en nuestra lengua). Así fue como Louis Vauxcelles dio nombre, aún sin quererlo, a un nuevo movimiento pictórico, una de las primeras vanguardias artísticas del siglo XX: el fauvismo. El arte de las fieras.
Los pintores fauvistas reaccionan de forma radical contra los postulados impresionistas. Para ellos el objeto principal de la pintura no ha de ser la luz, sino el color. Niegan que sea la luz la que cree los colores y casi afirman que el color tiene existencia por sí mismo. Esa es la esencia del fauvismo: la pasión por el color, al que dejan expresarse de manera pura. Las mezclas en la paleta resultan innecesarias; mejor emplear la pintura tal como sale del bote. Colores puros, planos, vivos, llamativos, sin mezcla que los contamine. Pero para que los colores no se "peleen", hace falta dibujar, marcar los contornos de las figuras, señalar unas fronteras entre ellos. Hay por tanto también en el fauvismo una clara recuperación del dibujo, en cuanto que ayuda a definir el espacio de cada color.

De esa última idea de espacio pictórico arranca la otra gran característica del fauvismo. El color es plano, el espacio es plano en el cuadro, de manera que la perspectiva va a perderse en manos del color, la profundidad deja casi de existir y además no existen focos de luz que organicen la superficie pictórica. El color crea el espacio y, además, es amigo de lo simple, de lo sencillo. He aquí una huella de los planteamientos que Gaugin había ya formulado.

Fue así como los principales pintores fauvistas, los franceses Henry Matisse (1869-1954) y André Derain (1880-1954) o el holandés Maurice Vlaminck (1876-1958), crearon durante algunos años una corriente pictórica enormemente poética, basada en la sencillez, en la que tratan de reflejar la realidad de forma absolutamente emocional; a fin de cuentas, los colores describen emociones. Su pintura está vinculada al mundo de los sentidos, a la percepción. Por eso un ser humano puede ser rojo y el agua de un río amarilla o las montañas rosas. El color lo es todo.
VEA EN ESPECIAL LA OBRA DE MATISSE, ANALICE EN PARTICULAR “LA DANZA”, por ejemplo.


EL CUBISMO
EL JUEGO DE LA LÍNEA Y LA FORMA
Hasta la aparición del Cubismo, el cuadro, la obra pictórica, disponía de dos dimensiones, el largo y el ancho, aportadas por el propio soporte; el pintor añadía una tercera, la profundidad, empleando para ello la perspectiva. El cubismo rompe con esta idea de las tres dimensiones y se lanza a la búsqueda de la cuarta dimensión, la dimensión imposible, aquella que permitiría ver una figura (da igual que sea un objeto, un paisaje o una persona) en su globalidad. Para ello, elimina la perspectiva e introduce la multiplicidad de planos, de manera que el espectador tenga varias visiones simultáneas de la figura representada, que a veces puede alcanzar hasta su mismo interior, obligando a nuestro cerebro a esforzarse para comprender cómo está organizada la composición.
Los pintores cubistas recurren además a geometrizar la representación, fruto de la descomposición en planos diversos, lo que los hace deudores de la obra de Cezanne y, por lo general, emplean una paleta de colores apagados, en los que grises, blancos y negros juegan un papel fundamental; nada de los colores vivos del fauvismo. Por otra parte, los temas suelen tener un carácter tradicional: personajes, naturalezas muertas, algunos paisajes. Y, con mucha frecuencia, objetos musicales.
Ya sabemos que tradicionalmente se vincula el nacimiento del cubismo a la obra de Picasso, "las señoritas de Aviñón" realizada en 1907. A partir de entonces nos encontramos con diversos cubismos: el analítico, el sintético, el hermético, incluso el llamado "cubismo cristal". Pero haríamos mal en relacionar esta vanguardia artística únicamente con Picasso. Por la misma época también está experimentando en una dirección próxima al cubismo Georges Braque (1882-1963) y, unos años después se adscribe al movimiento otro español, Juan Gris (1887-1927). Otros pintores como Fernand Leger o Robert Delaunay atravesaron también por periodos cubistas en su trayectoria. En definitiva, una vigorosa corriente pictórica (también escultórica) que abrió al arte del siglo XX nuevos territorios, de la mano de quien mejor simboliza en ese siglo el papel genial que corresponde a algunos artistas: Pablo Picasso.
VEA EN ESPECIAL LA OBRA DE BRAQUE Y LA DE PICASSO, ANALICE EN PARTICULAR “LAS SEÑORITAS DE AVIÑÓN” DE PICASSO U “HOMBRE CON GUITARRA” DE BRAQUE, por ejemplo.

PABLO PICASSO, EL GENIO DE LA PINTURA DEL SIGLO XX: EN LOS ORÍGENES DEL CUBISMO... Y DE MUCHAS MÁS COSAS.

Resulta tarea de todo punto imposible tratar de sintetizar todo aquello que Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) ha supuesto en la pintura del siglo XX. Se trata de uno de esos genios con el que sólo pueden compararse unos pocos pintores más. Pero esos otros pintores mantuvieron, cada uno en su época, un mismo estilo, en el que incluyeron algunas variedades con el paso del tiempo. Sin embargo Picasso, a lo largo de su extensa trayectoria, mudó de estilo en varias ocasiones y esas mudanzas fueron absolutamente radicales. No contento con eso, retomó en distintos momentos estilos que había cultivado antes, pero los modificó y los mezcló. Y además de pintar, esculpía, grababa, tallaba, hacía cerámica, e incluso preparó decorados para obras de danza. El genio del arte pictórico del siglo XX, sin duda alguna. Además fue republicano y comunista; una persona comprometida con su época y con los problemas de su época.
Ya sabemos que nació en Málaga, pero creo que no debemos abusar señalando que Picasso es un pintor andaluz. Lo es por nacimiento, claro está, pero nos encontramos ante un artista de dimensión universal, por la magnitud y la trascendencia de su obra. En cualquier caso, su familia se trasladó a La Coruña cuando él contaba ocho años de edad y allí inició el contacto con el mundo de la pintura, demostrando una gran precocidad que hoy nos asombra y apoyado por su padre, profesor de dibujo. Una nueva mudanza lleva a la familia a Barcelona y allí estudia pintura Picasso, en la misma escuela de Artes en la que su padre daba clases. Pero para un artista como él la ciudad catalana tampoco resulta suficiente, así que en 1900 viaja por primera vez a París, cuando ya ha iniciado su denominado periodo azul.
Y en París se establece Picasso de manera definitiva en 1904, mientras da comienzo a su periodo rosa y va pergeñando las líneas maestras de lo que será el cubismo, influenciado por las formas geométricas de Cezanne, el arte ibero y el arte africano primitivo. Así llega 1907 y nuestro artista da a conocer "Las señoritas de Aviñón", obra inicial del nuevo estilo que causa un tremendo revuelo en los ambientes artísticos parisinos. La obra, ejemplo del llamado cubismo analítico, y sus secuelas acaban por cimentar la fama de su autor, que puede ya exponer a su antojo en distintas capitales. El cubismo acompañará desde entonces casi siempre a Picasso, que aún crea otra variedad en el estilo, el denominado cubismo sintético, e incluso se habla de un cubismo hermético, muy cercano a los planteamientos que efectúa el arte abstracto.
En los años coincidentes con la Primera Guerra Mundial el pintor madura un nuevo cambio de estilo, que acaba fraguando a partir de 1918: comienza el llamado periodo clásico, en el que parece retornar a planteamientos más tradicionales, interpretados siempre desde su propia genialidad. Sin embargo, hacia 1926, y durante tres años, encauza su trabajo en una serie de obras que nos permiten hablar de periodo surrealista, en el que sus cuadros se pueblan de criaturas imposibles y formas irreales.
Pero la capacidad del genio no puede detenerse. En 1930 da comienzo el periodo expresionista, que va a servirle para exponer su visión del mundo y de la Historia en los años de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Durante la primera de ellas, Picasso, republicano convencido, dirige fugazmente el Museo del Prado y, por encargo del gobierno de la II República, pinta el Guernica. Durante unos años sigue pintando cuadros de grandísima calidad y buscando nuevas vías de expresión.
Concluidos los tiempos bélicos, con un Picasso ya en edad madura, podemos hablar de una etapa final, en la que el pintor sintetiza sus experiencias anteriores. Grandes exposiciones retrospectivas dan cumplida cuenta de la altura a la que se valora su trabajo. Pero él, mientras tanto, sigue trabajando y disfrutando, quizás más que nunca, con su arte, en medio del más absoluto reconocimiento internacional. En 1971 cumple 90 años y aún sigue pintando, grabando y haciendo cerámica. Muere dos años más tarde, mientras trabajaba en una serie de cuadros en los que rendía tributo a Rembrandt y su "ronda de noche". Los genios siempre buscan el apoyo en otros genios. "Puedo ver tan lejos porque camino a hombros de gigantes".
TRATA DE BUSCAR ANALIZAR DISTINTAS OBRAS DE PICASSO QUE CORRESPONDAN A DIFERENTES ÉPOCAS Y A DIFERENTES ESTILOS COMO FORMA DE PODER VER EN EJEMPLOS CONCRETOS LOS DATOS QUE ANTECEDEN.

EL EXPRESIONISMO
LA EMOCIÓN A TRAVÉS DE LA PINTURA

En la obra del noruego Edward Munch (1863-1944) queda bien patente la angustia (a veces, la desesperación) del hombre contemporáneo. Hay en las obras de Munch un interés manifiesto por dar a sus personajes una dimensión diferente a la que hasta entonces había ocupado a los pintores, con escasas excepciones como la pinturas negras de Goya. Se trata, en resumen, que esos seres que pueblan sus pinturas muestren al espectador una realidad poco amable, aquella que corresponde al dolor, a la angustia, tal vez al miedo; que evoca a la muerte y que produce en nosotros una fuerte sensación de tristeza y desasosiego. En síntesis, se trata de que la pintura exprese estados anímicos, de que ahonde en los problemas del alma humana. Algo a lo que también estuvo muy próxima la pintura de Van Gogh.
Estas preocupaciones de Munch lo colocan como un claro precedente de una de las más importantes vanguardias pictóricas del siglo XX, el expresionismo. La corriente, como tal, surgió en Alemania hacia 1905, de la mano del grupo Die Brücke (El Puente), en el que participaron pintores como Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938) y Emil Nolde (1867-1956). La alteración de las formas de las figuras, el recurso a colores intensos, en los que el negro ocupa un destacado papel y, siempre, la idea de que la pintura ha de servir para dar una vía de expresión a la emociones, sobre todo a las más desgarradoras, forman parte del estilo expresionista.
Unos años después, en 1912, y en torno a la figura del ruso Wasily Kandinsky (1866-1944), surge otro grupo expresionista, Der Blaue Reiter (El jinete azul), en el que intervienen autores como Paul Klee (1879-1940) y Franz Marc (1880-1916). Para entonces la corriente expresionista no ha hecho sino consolidarse y las desgracias de los años de la Primera Guerra Mundial le dieron aún nuevos bríos. Parecía que el expresionismo era la vía más adecuada para manifestar la angustia ante un mundo que se deshacía en las trincheras de los campos de batalla y en las desgracias de la postguerra europea.

Esos hechos explican muy bien la obra del austriaco Óscar Kokoschka (1886-1980), herido él mismo en el combate. Y luego, otros pintores seguirían esas mismas sendas de exploración de las miserias de lo humano. Por eso la pintura expresionista nunca ha desaparecido completamente; porque el dolor, el miedo y la angustia ante la muerte forman parte de nosotros tanto como la felicidad y la alegría de vivir.
SELECCIONA CUALQUIER OBRA DE LOS AUTORES MENCIONADOS (EN PARTICULAR MUNCH O KIRCHNER O NOLDE Y ANALIZA SUS CARACTERÍSTICAS.


WASILY KANDINSKY
EL CREADOR DEL ARTE ABSTRACTO

Aunque Wasily Kandinsky (1866-1944) nació en Rusia, podemos considerarlo como un europeo cosmopolita. No en balde, viajó ampliamente por el continente y acabó teniendo la nacionalidad alemana. Su trayectoria, no se limita exclusivamente a la pintura; estudió Derecho, fue profesor (dio clases en la Bauhaus) y escritor, autor de dos grandes obras sobre la teoría del arte: "De lo espiritual en el arte" (1910) y "Punto y línea sobre el plano" (1926).

En 1896 se trasladó a Munich para estudiar arte. Ya entonces realiza una serie de obras que se encuentran cerca de los postulados fauvistas, por el valor que concede al color, mientras la profundidad va perdiéndose en sus cuadros y los objetos y figuras disminuyen progresivamente su importancia.
Esta tendencia le lleva a profundizar aún más en su búsqueda. En 1910 Kandinsky da a conocer su "primera acuarela abstracta". Se da así un paso absolutamente novedoso en la historia de la pintura: el objeto, cualquier objeto, desaparece del cuadro. De esta manera la pintura alcanza una absoluta autonomía. Ya no depende de la naturaleza, ni de la realidad, ni de las personas; sólo de la voluntad del artista, de su mundo interior, de su estado de ánimo. Para Kandinsky, es la libertad absoluta del creador.
Pero un año después, dando una prueba más de su enorme capacidad y vitalidad artísticas, Kandinsky participa en Munich en la creación del grupo "El jinete azul", cuyo nombre se debe, precisamente, a una de sus obras. Mientras, sigue experimentando en el abstracto, creando obras diversas, a las que llama impresiones, improvisaciones y composiciones, según el motivo que las inspira. En todas ellas encontraremos líneas gruesas, manchas de color, algunas formas geométricas y, en ocasiones, una tímida presencia de lo figurativo, más evocativa que real.
En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y Kandinsky regresa a Rusia, donde asiste al desarrollo de la revolución soviética, colaborando durante unos años con el nuevo poder bolchevique. Pero en 1921 retorna a Alemania y trabaja como profesor en la Bauhaus. A estos años corresponde una pintura abstracta en la que el geometrismo avanza posiciones, fruto de la influencia de los arquitectos racionalistas entre los que se desenvuelve su trabajo. Y cuando la Bauhaus se disuelve, Kandinsky se desplaza a París. Allí murió el artista ruso que abrió a la pintura universal un campo absolutamente insospechado.

EL ABSTRACTO GEOMÉTRICO
SOBRE LA OBRA DE PIET MONDRIAN

Piet Mondrian (1872-1944), cuya obra se inició dentro de los cánones de la pintura realista, sobre todo en lo que respecta a la realización de paisajes, muchas veces pintados a acuarela, muy pronto evolucionó hacia nuevos horizontes, con cuadros cercanos al puntillismo o al fauvismo. Siguiendo su constante búsqueda, a finales de la primera década del siglo XX podemos ver como la producción de este artista da un nuevo giro, encaminándose hacia la abstracción, tras pasar por una breve etapa en la que acusa las influencias del cubismo.
Todas estas inquietudes que muestra la producción de Mondrian se ven asimismo reflejadas en su participación en la creación del grupo Der Stijl ("El estilo"), con otros pintores interesados en los mismos planteamientos, que editan una revista del mismo nombre. En ella, nuestro artista acuña el término neoplasticismo, para denominar a la revolución que, en el terreno de la pintura, se propone llevar a cabo.

Básicamente, la rotunda propuesta de Mondrian se basa en la idea de que el arte (y, más en concreto, la pintura) debe ir de manera radical más allá de la propia realidad, de manera que el cuadro sea sólo un conjunto de líneas geométricas y de colores puros, bien delimitados. En su versión más extrema, esta propuesta llega incluso a rechazar el empleo de líneas diagonales, por entender que con ellas se rompe la pureza de la obra de arte.

Se llega así a la famosa serie de obras que lleva por título el de "composición con rojo, amarillo y azul", en la que campos de estos tres colores aparecen delimitados y enmarcados por líneas negras horizontales y verticales. La simplicidad máxima, en definitiva. Por ello podemos considerar a Mondrian como el más genuino representante de la pintura abstracta que alcanza con su obra el máximo grado de geometrización.

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